Hemos visionado la película en clase para reflexionar sobre la existencia de otra manera de enfocar las cosas, comprender al ser humano y al mundo en general.
Haz un breve comentario de la película a través de las respuestas a las siguientes preguntas.
1.- ¿Qué crees que quieres decir Sócrates cuando comenta: "Las personas no son lo que piensan que son"?
2.- ¿Qué es "sacar la basura"?
3.- ¿Te has enfrentado alguna vez a algo que los demás pensaban que no sería posible que hicieras? ¿Lo intentaste al menos? ¿Cómo fue?
4.- ¿Cuales son las claves para que el protagonista consiga su sueño?
5.- Cambiar la manera de ver el mundo cuesta. Hay que superar muchas cosas personales e ir contra corriente muchas veces. Hemos podido asistir a la terrible crisis existencial del protagonista.
6.- ¿Qué es lo que más te ha gustado o te ha parecido interesante y qué es lo que menos?
7.- Lee este breve texto de Anthony De Mello y escribe una reflexión personal:
DAR EL CORAZÓN A LA VIDA
La polución propagandística no favorece la paz soñada, que brota, como fruto maduro, de los caminos
auténticos de la vida. Nuestro mundo actual rebosa de estímulos engañosos, que golpean dolorosamente a los
incautos y engañan hasta a los bien intencionados. Seduce a las personas con el espejismo de quimeras
inconsistentes y de dudoso contenido. Las desvía del centro dinámico de su interioridad y las sacia con
bocados azucarados de escaso valor alimenticio. Y la persona, lejos de encontrarse con los anhelos profundos
de su mundo más verdadero, se pierde en las arenas movedizas y atormentadas de su propio yo.
Allí, ávidamente, goza de los dividendos fáciles de conquistas deslumbrantes, pero acaba arrastrándose y
haciéndose sorda a las llamadas más íntimas que le vienen de su mundo más hondo. En vez de responder a
ellas y de vivir lo que es, se contenta con la careta que le hace tan sólo parecer que es. Vive pendiente de la
última moda, vagabundeando, sin una orientación personalizada, sin un compromiso engrandecedor,
esclavizada por las propagandas consumistas que sólo la satisfacen por el momento, sin darle un rumbo claro
y seguro.
Pero nosotros somos realmente más, mucho más que esas lentejuelas con que el mundo nos reviste.
Deseamos más, mucho más que esta posición social a que nos aferramos y que se nos reconoce. Somos un
reino infinitamente rico y divinamente fascinante, que todavía está por conquistar. Para ello es preciso armarse
de coraje y atreverse a ser grande, enfrentándose con las mentiras tentadoras que impiden el acceso a la
intimidad del corazón.
Y, principalmente, es preciso darle el corazón a la vida, en vez de pretender el corazón de ella. Fuimos
hechos y existimos, no para aprisionar corazones, sino para liberar el nuestro.
Bernard Shaw dijo, en cierta ocasión, que todos somos reyes, con la desgracia de que vivimos fuera de
nuestro reino. Porque no somos dueños de nuestro corazón, no podemos dárselo a nadie. Y ésta es la más
trágica de las pobrezas y la más lamentable de las desgracias.
No hay comentarios:
Publicar un comentario